domingo, 6 de febrero de 2011

recomendación de hoy: Angel Heart




En algún momento tuve estrés. De no hacer nada seguramente. El asunto es que andaba arrastrando la sonrisa y el buen ánimo por la vida, tan triste que los perros callejeros me acompañaban en mis caminatas nocturnas. Y yo creía que se burlaban de mí, ja, ja, humano patético, humano solo, bípedo desganado. (El factor positivo era el cariñoso “qué te pasa” de las chicas en los bares…)

En fin.

Una noche de estrés etílico, donde las veredas se inclinaban peligrosamente, un vagabundo estiró su pierna con malicia logrando su objetivo: de una zancadilla terminé de hocico en el suelo. Mis dientes, pensé, dónde están mis dientes.

-Donde corresponden, huevón paranoico –dijo el mendigo en mala onda.

-Y que chucha… -comencé a balbucear una maldición.

-¡Calla! –grito el hombre sin hogar- Calla y escucha.

Hice caso. Borracho como estaba no me la podía con el vagabundo y además los perros callejeros.

-Se te ve decadente, yo vivo en la calle por un acto ético en contra de la naturaleza del vivir diario en la urbe corrupta… pero tú, ¡tú!, no tienes nada que hacer aquí.

Vomité.

-Eso, vomita, expele la suciedad.

Fijé mis diluídas pupilas en la cara del mendigo. No había rostro, estaba oculto en las sombras de una gris y hedionda capucha. Los perros comenzaron a aullar. Una noche con trama de filme B.

-Toma esta tarjeta y visita al hombre.

-¿Al hombre..?

-¡Calla! Le respondí con algo como “ándate a la shushesumadre” y luego desperté en mi cama con una caña de los mil demonios. Y una tarjeta en la mano que decía “Louis Cypher, Psiquiatra”.

Del estrés pasé a la intriga. Seis días después del encuentro con el vagabundo pendenciero fui al edificio que anotaba la tarjeta. La mole de concreto por fuera era macabra, con gárgolas en el arco de entrada, bien Dark City, bien The Crow. Entré al recinto. En el ascensor marqué el número 6. Al piso dos caí en la cuenta que el ascensor bajaba.

Las puertas se abrieron. Un largo pasillo, húmedo, oscuro, se presentaba ante mí y terminaba en una maciza puerta de hierro. Oficina 666.

-Asiento.

El hombre me miraba inexpresivo, acariciaba su barba oscura con largos dedos de largas uñas. En la otra mano sostenía un lustroso bastón negro. En una mesita con patas forma de serpiente había un plato con un huevo duro.

-Me envió un señor…

-Lo sé, un alumno en práctica que está estudiando conmigo.

-Pero si era un mendigo.

-No es mendigo –dijo ásperamente-, es un sobreviviente que por fin ha liberado su alma.

-Ya… El hombre tomó el plato y comenzó a aplastar el huevo haciéndolo rodar.

-¿Sabes que en algunas culturas el huevo es sinónimo de alma? Descascaró lentamente el huevo. -¿Sabías- dijo y mordió el huevo mientras me miraba a los ojos.

-No, no tenía idea –traté de zafar de su psicótica mirada-. Este… es tarde, uf, mejor me voy…

-Asiento.

-No.

Las ideas más terribles y diabólicas circulaban por la sangre de mi cerebro

-Es que mi madre no me deja.

Excusa patética, pero en verdad no tenía un plan de escape para tal situación.

-¿Crees en Dios? –preguntó y los ojos le brillaban tenuemente.

-Sí, mucho, es como mi segundo padre, de hecho, tengo que ir a misa, el cura nunca empieza sin que yo esté…

Seguí hablando. Salí disparado por la puerta. Correr por el pasillo se me hizo eterno. Marqué el 1. Ojalá funcione, ojalá suba, prometo portarme bien, prometo nunca más estresarme, ¡mierda, que suba esta huevada! Las puertas comenzaron a juntarse. Respiré aliviado. Antes de que se cerraran por completo escuché:

-¿no quieres comer un huevo y probar el sabor del alma?

-No, gracias, los odio desde los viajes familiares a la playa…




(El siguiente relato se basa en la película, a modo de recomendarla)

ANGEL HEART (CORAZÓN SATÁNICO)

DIRECTOR: ALAN PARKER

ACTORES: MICKEY ROURKE, ROBERT DE NIRO

1987


sábado, 5 de febrero de 2011

Crítica de películas ya pasadas.

Después de una semana bastante ruda, implacable en lo que uno hace en el trabajo, era necesario el relajo, un descanso, enfocar el ojo de la mente en otra cosa. Porque independiente de que A me pregunte si me gusta lo que hago y yo le responda que es lo que quiero hacer -es mi imperativo categórico-, el cuerpo se agota, las exigencias drenan el cerebro, el porcentaje de rendimiento desciende bastante...

Y a M le entregaron una invitación a la premiere de Las Crónicas de Narnia. Una invitación de lujo: un díptico con forma de ropero que incluía la frase "y exige dos popcorns y dos bebidas". Excelente.

El día comenzó en el cine. Justo y necesario para un guionista, en este oficio se debe estudiar el oficio en el campo. Ir al cine para mí, además de ser el ropero de Narnia donde te llevan a otro lugar y tiempo, es un libro ilustrado para entender, descifrar, buscar las respuestas para la construcción de una historia cinematográfica. Pocas veces pongo mucha atención a los detalles, para ser sincero, pero a veces ciertas secuencias, ciertos diálogos hacen "click" en uno, que sirve luego en diferenciar lo que se debe hacer de lo que es incorrecto.

Las Crónicas de Narnia
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Leí los 7 libros de las Crónicas. Los sacaba en el colegio, llegaba a casa, almorzaba y me tendía junto a mi madre en la gran cama de la casa (la matrimonial, el espacio aquél donde cabías en diagonal) y leía toda la tarde. Algunos los leí en un día. Otros, en dos tardes.
La película tiene el polvillo mágico Disney encima, el hechizo del castillo de las fábulas. La forma de contar la historia, centrarse en la parte humana, la historia de los hermanos, tiene un acercamiento profundamente meloso, trágico y alegre en la resolución final. Pero funciona. Porque el libro es así, simple en el desarrollo de sus acontecimientos, pero agudo en recalcar la importancia del deber moral y el respeto incuestionable a la importancia de la familia.
Bien filmada, bien actuada, con un diseño de arte pulido a la medida del imaginario propio del libro -colorido, nada de ostentoso, espacios funcionales para la puesta en escena, no recargadas para el asombro visual-, Las Crónicas de Narnia cumple con las expectativas. No tiene la intensidad de El Señor de los Anillos y no la necesita: Narnia es el Paraíso habitado por todas las criaturas existentes y las posibles, donde los humanos son los hijos de Eva y Adán, es un lugar encantado, un cuento de hadas, no la intrincada lucha contra el Poder de la Voluntad de TLOTR.
El tema cristiano está claramente presentado, sin ganarse la pantalla explícitamente. El sacrificio para redimir al hombre que peca; el hombre redimido que lucha contra el Mal; Aslan -Dios- que lucha cuando la Fe no es suficiente para levantar al mundo y sacarlo de las tinieblas. Después de lograr su cometido, liberar al oprimido, sacarlo del invierno, desaparece para que el libre albedrío guíe, bien o mal, el Destino de Todas las Cosas.

Bla, bla, bla. De 1 a 7, un 6,2.


Plan de Vuelo
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Jodie Foster en un primer plano te desbarata con esos ojos vidriosos, los labios tenues, la expresión de mujer que ha sufrido pero ha logrado superar sus traumas.
Flightplan vendría a ser la segunda parte de The Panic Room, sólo que a miles de metros de altura en un avión gigante, creado sólo para el relato, un diseño de los aviones de pasajeros por venir, supongo.
Tiene momentos logrados con certeza, otros que dejan mucho que desear. La cámara es algo impresionante, se desplaza por todas partes, un trabajo fotográfico-eléctrico-operativo digno de aplauso. Considerando que si has estado en un avión, ya meter tu bolso de mano es una tarea compleja y asfixiante. En eso, Plan de Vuelo se maneja perfecto, en crear la atmósfera propia de un avión, el comportamiento de sus pasajeros.
Tiene un arranque que te engancha de una, luego sigue perfecto con el asunto de la niña secuestrada en el avión -lo dice el trailer, no he revelado nada-, para terminar con un "pero qué lata... qué desperdicio... una construcción compleja para lograr el suspenso, para caer más tarde en clichés, soluciones inverosímiles, como si al guionista le hubiesen dicho APÚRATE, DEJA DE PENSARLA, FILMAMOS MAÑANA, MÉTELE UN FINAL... una pena, Jodie, era otra de tus posibles grandes películas de suspenso..."

Pero había que verla. Y no me arrepiento, sólo admito lo que me hizo ruido en la película. De todas formas, feliz escribiría un guión con la premisa de un secuestro en pleno vuelo. A que es un reto, ¿no?


El Exorcismo de Emily Rose
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Película judicial que es presentada como la historia de Emily. Pensé que vería a Emily, su vida, lo que ocurrió antes y después de sus ataques. No. Es el juicio al cura que efectuó el fallido exorcismo y fue acusado de "homicidio por negligencia". De todos modos, fue mejor. Ver a la fiscalía exponer el caso como epilepsia y a la defensa darle el vuelco al caso para entrar en el tema del reino espiritual, donde las creencias no pueden ser juzgadas porque no entran en la lógica de la ley del hombre.
¿Que si te da susto? Tiene sus ruidos, sombras, cámaras frenéticas, gatos que saltan, ojos negros, demonios hablando... las dos chicas sentadas junto a mí repetían "ay... ay... ay...", por lo que asumo que da miedo. Yo la vi como película de suspenso, que te mantiene en tensión. No salté ni recé en silencio.
A la salida, las dos chicas comentaban "si ves la oscuridad una vez te persigue toda la vida, ¿podrías vivir con el demonio cerca? Ay, ay, ay."














Laura Linney, una actriz gigante, conmovedora y convincente. (Lo mismo Wilkinson y Scott, en sus roles respectivos de cura y fiscal.)